El presidente de Fearmaga, Elier Ojea, subrayó que, en la lucha contra el cambio climático, los bosques “son nuestra salvación” tanto desde el punto de vista medioambiental como económico. Mantienen la biodiversidad, proporcionan agua, oxigeno, alimento y medicinas, y materias primas sostenibles, como la madera, capaces de sustituir otros materiales que proceden de los fósiles.

En Galicia, vivimos entre árboles, ya que el 68% del territorio es superficie forestal. El problema radica en que “tenemos la propiedad forestal más fragmentada de Europa”, el 65% de la superficie forestal pertenece a 500.000 propietarios, el 33% a montes vecinales, en manos de 2.800 comunidades, y sólo el 2% son montes públicos. “El minfundismo es una lacra para nuestra sociedad” indicó Ojea y pidió “herramientas legales” que permitan tener un monte ordenado y que sea rentable para los propietarios. De este modo, el monte “fomenta la inversión, genera riqueza, fija población en el rural y arde menos”.

A pesar de estas dificultades, las cortas de madera en Galicia alcanzaron una cifra récord en 2017 con 8,5 millones de metros cúbicos con destino industrial, lo que supuso la generación de una renta para más de 110.000 familias gallegas. La cadena de la madera, compuesta por más de 3.000 empresas, facturó 2.200 millones de euros, exportó por valor de 800 millones de euros y empleó a 20.000 profesionales, según el Informe de la Universidad de Vigo y Xera.